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Crecí en la Ciencia Cristiana, y, por medio de ella, he experimentado...

Del número de marzo de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Crecí en la Ciencia Cristiana, y, por medio de ella, he experimentado muchas curaciones. Pienso que es hora de compartir un testimonio de curación en las publicaciones periódicas.

Justamente antes de la reunión anual de mi Asociación de Alumnos de la Ciencia Cristiana, mi esposa, mi hija y yo fuimos a la playa en donde íbamos a encontrarnos con unos queridos amigos, también Científicos Cristianos, con el fin de pasar una corta vacación.

Cuando me deslizaba en mi tabla de acuaplano en el mar, me caí de ella y, mientras daba vueltas bajo las olas, la tabla me pegó con fuerza en una cadera. El dolor era muy intenso, y el incidente me impedía enderezarme. La apariencia física era aterradora pues todo ese costado parecía completamente dislocado.

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