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Sanemos la mente atormentada

Del número de enero de 1986 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Tanto los enfermos mentales como los enfermos físicos pueden ser sanados. La Biblia nos ofrece a todos la tierna promesa de Dios: “En mí está tu ayuda”. Oseas 13:9.

Cristo Jesús sanó toda clase de sufrimiento. A quienes sanó los restauró a un estado mental normal. Después que sanó al gadareno de su condición crónica, se halló a éste “sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio”. Lucas 8:35.

Sin embargo, la obra sanadora de Jesús no se basaba meramente en la creencia de que Dios podía sanar. Jesús sabía que su Padre celestial, a quien llamó Espíritu, era del todo bueno; llamó al diablo, o al mal, un mentiroso. El sanaba sobre la base de la totalidad o realidad del bien y, por consiguiente, la nada o irrealidad del mal, es decir, el pecado, la enfermedad y la muerte. Refiriéndose a la práctica de Jesús, la Sra. Eddy explica: “Fue la inmolación propia de nuestro Maestro, su vivificante amor, sanando tanto la mente como el cuerpo, lo que despertó la consciencia dormida, paralizada por una fe inactiva, a un sentido animado de las necesidades de los mortales, y del poder y propósito de Dios de abastecerlas”.Pulpit and Press, pág. 10.

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