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No tenemos por qué sentirnos solos

Del número de agosto de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Si nos sentimos solos, la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. puede cambiar nuestra manera de pensar de tal forma que inmediatamente transforme nuestra soledad. A menudo la soledad proviene de una tendencia a concentrarnos en lo que no tenemos en común con otros. Mediante la Ciencia Cristiana percibimos mucho más lo que tenemos en común con los demás porque nos vemos a nosotros y a los demás como verdaderamente somos, la emanación de la Mente infinita, Dios.

Para hacer a un lado la soledad, es importante desarrollar el conocimiento espiritual de sí mismo, ver nuestra naturaleza semejante a Dios. A medida que lo hacemos, hallamos que conocemos mejor a los demás porque también a ellos los vemos más claramente, como realmente son. Cuando superamos las estrechas evaluaciones personales acerca de nosotros mismos y, en consecuencia, consideramos a los demás espiritualmente, nuestra atención se deja llevar menos por las clasificaciones mortales de edad, religión, afiliación política, educación, color, o clase social. A veces es la importancia excesiva que damos a estas superficiales clasificaciones mortales, cuando difieren de las nuestras, lo que nos priva de la compañía de los demás — y a la vez priva a ellos de la nuestra.

Cuando nos clasificamos más espiritualmente, pronto percibimos que clasificamos a nuestro prójimo como espiritual también. Si estamos dispuestos a hacer a un lado nuestras clasificaciones mortales — y a clasificar con menos frecuencia a los demás con conceptos mortales — nos volvemos más flexibles y adaptables, nos integramos mejor con nuestro prójimo, y él con nosotros. Pronto hacemos a un lado toda inamistosa actitud de meter a la gente en casillas de, por ejemplo, extrovertidos o introvertidos extremados, lo cual es posible que hayamos adoptado inconscientemente. Mary Baker Eddy explica: “El que alcanza la cumbre de la Ciencia Cristiana, que Dios corona, nunca hace mal uso de la personalidad corpórea, sino que la enaltece. Piensa de cada quien en su calidad real y ve a cada mortal en un aspecto impersonal”.Retrospección e Introspección, pág. 76;

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