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[Original en alemán]

Presento este testimonio con sincera gratitud por las maravillosas curaciones...

Del número de mayo de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Presento este testimonio con sincera gratitud por las maravillosas curaciones que he tenido en la Ciencia Cristiana. Me gustaría expresar gratitud especial por Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Este libro elucida maravillosamente las reglas presentadas en las Sagradas Escrituras y que sirven de guía a nuestro camino por la vida; en particular, arroja luz sobre la senda que nuestro Señor y Salvador, Cristo Jesús, recorrió para que pudiéramos seguirlo.

Antes de que la Ciencia Cristiana viniera de nuevo a mí, yo era un hombre muy enfermo. A menudo sufría de problemas cardíacos, así como también de las caderas y de la próstata. Después de haber sido operado de cálculos en el riñón, quedé en una condición lamentable. Los médicos no podían ayudarme. Fue entonces que recordé lo que me había dicho mi padre cuando yo era joven; mi padre era un Científico Cristiano por convicción, y sus palabras fueron: “No tienes que temer”. Si bien no comprendí su significado inmediatamente, estas palabras se quedaron conmigo. Recurrí a un practicista de la Ciencia Cristiana, cuyo apoyo y reprensiones bondadosas me despertaron a mi verdadera identidad espiritual como hijo de Dios. Estoy muy agradecido.

Leemos en la Biblia (1 Juan 4:16): “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”.

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