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¿Qué aprendemos de la alegoría de Adán?

Del número de enero de 1958 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Adán es el protagonista en una alegoría bíblica que describe la crónica errónea de la creación. No era él ningún personaje de la historia antigua. En realidad, nunca existió. Todos los que quieran saber cuál es el origen y la naturaleza del hombre pueden aprender mucho de lo que no es el hombre, en la alegoría de Adán.

Este relato, que comienza en el segundo capítulo del Génesis (verso 6) es completamente ficticio. En el relato, el autor describe el falso concepto material del género humano y del universo. Al primer hombre de esa raza humana le da el nombre de Adán, derivado de la palabra hebrea adamah que significa el color rojo de la tierra. El mismo nombre indica que el origen y la naturaleza de Adán son polvo, tierra — materia inanimada. La alegoría muestra que la creación, experiencia, congéneres y el destino de Adán son exactamente lo contrario del hombre espiritual según consta en el primer capítulo del Génesis.

Por ser este relato de Adán una mera alegoría tocante a lo opuesto de la creación verdadera, tiene valor para nosotros como lección objetiva. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, así lo declara claramente explicando que es lo contrario de la verdad relativa a Dios y Su creación. Así lo indica ella en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 580) cuando define a Adán como “una irrealidad en oposición a la gran realidad de la existencia y creación espirituales; un tal llamado hombre, cuyo origen, substancia y mente resultan ser diametralmente opuestas a Dios, el Espíritu; una imagen invertida del Espíritu; la imagen y semejanza de lo que Dios no ha creado, a saber: la materia, el pecado, la enfermedad y la muerte; lo que se opone a la Verdad, denominado error.” Un análisis con cuidado de la definición completa que da nuestra Guía de Adán (ibid., pág. 579 a la 580) revela más cabalmente que la especie o índole de Adán es la de una creencia falsa, un usurpador, una falsificación, símbolo de la nada.

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